En octubre de 2018, salió a la luz una nota en la prensa
sobre un filme titulado Sonora,
dirigida por Alejandro Springall, e inspirado en la novela La ruta de los caídos, del autor sonorense Guillermo Munro Palacio.
Esta novela, contextualizada en los años treinta del siglo XX, expresa la
campaña sonorense en contra de la población oriental de la época, residida por
supuesto, en territorio mexicano.
A partir de aquí, destellos de luz que filtran en el
pensamiento y la curiosidad, chocan y rebotan en la memoria histórica. Este
episodio de la historia sonorense ha recibido varios títulos, y entre ellos no
se escapa el de la xenofobia. Bastante he escuchado y leído sobre este tema que
se ganó la pregunta de ¿mito o verdad? Hace un par de años tuve una
conversación con una persona, esposa de un militar jubilado. Esta señora me
contó una anécdota, debido al trabajo de su marido, conoció y vivió en varios
Estados de la República Mexicana, adoptó costumbres y hasta el acento de la
región sureña del país, y sin previo aviso me dijo: “no conocí gente más
racista que aquí, en Sonora”, seguido me platicó cómo en una reunión en
Hermosillo, unas compañeras, esposas de otros exmilitares cambiaron su actitud
de desprecio por el de afección hacia ella cuando le preguntaron de donde era
oriunda, y les contestó que, de Cananea Sonora.
Pero, así como esta no grata experiencia, sin duda existen
opiniones totalmente opuestas, reconociendo al sonorense como hospitalario, y
eso es bueno. Sin embargo, lo mejor es buscar, tomar la pluma de la
imparcialidad, y dejar que la Historia haga su trabajo, no para emitir juicios,
sino para ganar conocimiento. Como sonorense, conozco el tema de la expulsión
de chinos en Sonora, quizás el más claro ejemplo en esta vertiente, y cuando mi
curiosidad despierta, quiere asomarse, primero pide permiso con ese toc-toc en
el corazón, intento hacerme el “disimulado” pero no puedo, y la pregunta áspera
trata de abrir una herida cuando cuestiono: ¿existió el anti-chinismo en Agua
Prieta?, para este artículo sólo me aboqué a la red y bibliografía que
consideré suficiente para responder. Sin duda alguna, existe material en los
Archivos municipales y del Estado que pueden agregarle más tinta a este lienzo.
México, un país generoso.
Antes de comenzar la indagación, es preciso reconocer la
solidaridad de nuestro país con miembros de otras naciones:
1) La Guerra Civil Española (1936-1939). En el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas se recibieron refugiados en México. No está demás señalar que entre los exiliados españoles se encontraron filósofos como Ramón Xirau, poetas como Luís Cernuda, pintores como Miguel Prieto, historiadores como José Miranda y directores de cine como Luís Alcoriza y Luís Buñuel; de manera que, la vida política y cultural del país tuvo influencia.
2) Otro ejemplo, fue el recibimiento de miles de exiliados chilenos tras el rompimiento diplomático del gobierno mexicano del presidente Luís Echeverría Álvarez ante el presidente Augusto Pinochet en 1973.
3) Y más allá de emitir juicios, las caravanas de centroamericanos que llegaron a México a partir de noviembre de 2018, y que el gobierno mexicano del presidente Enrique Peña Nieto anunció un plan llamado “estás en tu casa”, donde contemplaron un programa de empleo temporal y atención médica.Por otra parte, otro gesto de humanidad por parte del gobierno mexicano, aunque no tiene que ver con refugiados ni exiliados, fue la aplicación de la doctrina de no intervención y oponerse a la política del bloqueo económico que Estados Unidos instituyó a Cuba en la década de los sesenta, donde se prohibía a cualquier país americano comerciar con la isla.
Sonora, ¿un Estado celoso de su
regionalismo?
Algunos autores definen a Sonora como un Estado alejado del
resto del país, generando una identidad del sonorense criollo a diferencia del
México mestizo. También, lo define la influencia de Estados Unidos, y por lo
mismo, la política antichina del país estadounidense fue heredada a los Estados
del norte de México, sobre todo en Coahuila, Baja California, Sonora y Sinaloa.
Por otra parte, Gerardo Reñique, autor del texto “Región,
raza y nación en el antichinismo sonorense” en el libro Seis expulsiones y un adiós, define el antichinismo sonorense como
el resultado del ya existente patriotismo regional y la nueva geografía de
poder posrevolucionario de 1920, tras la rebelión de Agua Prieta; pues fue en
el Maximato, cuando se lanzó la “campaña nacionalista” cuya intención era
expulsar a la población china del Estado.
No obstante, el pensamiento y las acciones antichinas se
gestaron en el Estado desde antes, a través de un núcleo de intelectuales
antichinistas, que según Reñique “fortalecieron el discurso racial resaltando
el patriotismo sonorense”. Entonces, tomando en cuenta el círculo intelectual
antichino y la comunidad sonorense, da cabida a la posibilidad de que no fue la
población el origen del desprecio hacia la comunidad oriental, sino estos
intelectuales que tuvieron a su favor los discursos elaborados que, ayudado por
los medios de comunicación, principalmente la prensa, aprovecharon las
deficiencias del Estado para poner en duda a la población oriental.
José María Arana nació en Álamos, Sonora, fue profesor de la
escuela de Magdalena, socio fundador de la Sociedad de Artesanos “Hidalgo”, Secretario
del Club Verde a principios del siglo XX, comerciante, Presidente de la Junta
Comercial y de Hombres de Negocios, y fundador del periódico Pro Patria. Este personaje es un ejemplo
de los llamados intelectuales antichinistas, pues dio a conocer discursos como
el de Cananea el 29 de abril de 1916, donde señaló consecuencias negativas de
la presencia China en México:
(1) los chinos “corrompen el espíritu nacional mexicano ya sea casándose con las mexicanas, ya prostituyéndolas por medio del trato comercial que tiene con ellas desde niñas”; (2) diariamente “los chinos defraudan los impuestos sobre las ventas”; (3) para gozar de impunidad, los chinos “cuotizan (sic) mensualidades a las autoridades jurídicas y policiales de los pueblos”; (4) los chinos padecen de terribles males contagiosos, tales como el tracoma, berry-berry (sic), tuberculosis, exema (sic) e infinidad de enfermedades cutáneas”; (5) los chinos sólo “ocupan dependientes de su misma nacionalidad”; (6)“Los chinos se han adueñado del comercio, de la agricultura, de la industria, y hasta de los negocios más pequeños”; (7) “Los chinos se embriagan, juegan y toman opio noche a noche, contraviniendo nuestras leyes terminantes”; (8) “Los chinos viven aglomerados en las casas, con grave lesión de la higiene y la salubridad pública”; y finalmente, (9) “Los chinos son enemigos acérrimos del partido constitucionalista. (Discurso de José María Arana en Cananea, 29 de abril de 1916, en Reñique, 2003, pág, 252).
Este es un ejemplo de discurso popular orientado a la comunidad
civil con un mensaje agudo y persuasivo, que aprovechó las preocupaciones de la
población en el momento, como epidemias y desempleo. Con este discurso, Arana
acusó de responsable a la población china. Otra de las frases de Arana fue la siguiente:
“El mejoramiento de las razas es el ideal supremo de todas las naciones civilizadas, por eso, si los chinos están corrompiendo nuestra raza tenemos restringirlos, los chinos producen en las ciudades el mismo efecto que la langosta tiene sobre las cosechas: las destruyen, el mexicano que defiende a los chinos en detrimento del bien nacional es un traidor a su país”.
Mientras tanto, en Agua Prieta.
El antichinismo sin duda existió, desde mediados del siglo
XIX, pero la época fulminante y de mayor campaña fue sin duda la
posrevolucionaria a partir de 1920, iniciada precisamente en Agua Prieta,
pueblo que tuvo como comisario al General Plutarco Elías Calles en 1911, fue
Gobernador de Sonora en la misma década, encabezó el Plan de Agua Prieta en
abril de 1920 con Adolfo de la Huerta, fue nombrado Presidente de la República
en 1924, fundó el Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, y se le
consideró como el “jefe máximo de la Revolución”, quien influyó en el periodo
político llamado Maximato de 1928 a 1934. Fue también durante este último periodo
cuando las deportaciones de chinos alcanzaron su mayor auge en Sonora y
Sinaloa, de 1931 a 1933. ¿existirían actos antichinos en Agua Prieta cuando el
general Calles fungía como comisario?, ¿las campañas y los discursos de Arana
influyeron en la población y las autoridades aguapretenses?
En el artículo de Reñique se rescató lo siguiente:
Durante los cruentos enfrentamientos del año de 1915, suscitadas entre fuerzas combinadas de Francisco Villa y del gobernador sonorense José María Maytorena en contra de las tropas constitucionalistas, los chinos sufrieron ataques de ambos bandos. El retiro de las tropas de Maytorena del poblado fronterizo de Agua Prieta fue acompañado de un saqueo generalizado de negocios chinos y de la muerte de por lo menos dos comerciantes. (Reñique, 2003, página 249).
En reacción a la primera oleada de enfrentamientos durante la primavera de 1922, el antichinismo respondió con tumultuosas manifestaciones en Empalme, Guaymas, Navojoa, Álamos, Hermosillo, Magdalena, Agua Prieta, Nacozari y Cananea. (Reñique, 2003, página 272).
En la Historia General de Sonora, tomo IV, página 207, se
encontró lo siguiente:
Las ordenanzas mencionadas por Yuen eran de naturaleza diversa; algunas eran impuestos discriminatorios, que tenían que pagar específicamente los comerciantes chinos. Como las de Agua Prieta, que recababan impuestos municipales en las tiendas chinas que variaban entre $5 y $30 mensuales.
Agua Prieta limitó el número de veces que un comerciante chino podía viajar de una población a otra y les prohibió visitar las casas de otros chinos sin la previa autorización de la policía local.
Algunas leyes estaban destinadas a humillar a los chinos, tales como la promulgada en Agua Prieta, que les exigía tomar baños públicos en presencia de funcionarios municipales.
Por último, Manuel Sandomingo escribió el texto “Invasión
Asiática del Estado” en el libro Historia
de Agua Prieta. Primer Cincuentenario. En el capítulo de Sandomingo se
puede rescatar lo siguiente:
Los chinos dentro de su mansa apariencia, traían el espíritu y costumbres dominantes y venían como la vanguardia de una corriente que iba a inundar el país.
Querían estos hombres chinalizar, por medio del matrimonio, apoderarse de la vida económica de nuestro Estado.
En base a lo anterior, parece ser que el autor trata de
crear una atmósfera de incertidumbre por una probable pérdida de identidad
sonorense, y en caso extremo una invasión extranjera para sustituir el
regionalismo social y económico del Estado, el cual está muy arraigado. En las
siguientes líneas, el profesor Sandomingo describe a la raza asiática (chinos)
con hábitos de mala influencia, y se dirige a la cuestión del trabajo y
habilidad para las finanzas como un vicio, y no, como una virtud:
El chino fuma opio para soñar en las delicias de la patria ausente y juega con desprendimiento entre los de su raza y forma un mundo aparte.
El año de 1904, había en nuestra región más de 150 chinos dedicados a la agricultura, al comercio, del que se apoderaron poco a poco. Las tierras las tomaban en arriendo y convertían a sus dueños en miserables peones suyos.
En Agua Prieta, desde sus comienzos, se apoderaron de los restaurantes, lavanderías, hoteles, tiendas de abarrotes, zapaterías, barberías, panaderías, viéndose los mexicanos en dura necesidad de emigrar a tierra extraña para poder vivir.
Los dos párrafos anteriores tienen la sensación de que el
autor pone al “chino” en una posición primeramente de ventajoso, y después de
abusador, la cual victimiza la noble confianza del sonorense. ¿sería parecida
la manera de escribir del profesor Sandomingo a los discursos de Arana?, pues
el texto presenta palabras y frases como “apoderarse”,
“juegan con desprendimiento”, “miserables peones” y “dura necesidad” que inclina la posición del autor hacia el
antichinismo. Para tratar de dar respuesta a la pregunta anterior, Sandomingo
expresa en su texto lo siguiente:
Fue tan asfixiante la atmósfera creada por los chinos en Sonora y tan grande el sentimiento antichinista de nuestro pueblo que, al fin, hubo de canalizarse mostrándose en airadas protestas y mítines, cuyos dirigentes, Profr. Arana, Sr. Ángel Espinoza, A. Mendoza y muchos otros que organizaron clubes y centros antichinistas en diversos lugares.
En el párrafo anterior, Sandomingo asevera que fue el
ciudadano sonorense quien desaprobó totalmente la presencia oriental, y que,
debido a sus peticiones, un grupo de intelectuales comenzaron a tomar cartas en
el asunto para tratar de remediar el conflicto que “afectaba” a la comunidad
aguapretense y el resto del Estado. El autor concluye su capítulo con lo
siguiene:
Cierto Cónsul del país vecino recibió instrucciones de investigar la situación a favor de los chinos; pero el Gral. Calles se puso a favor del pueblo de Sonora y, gracias a esto, comenzaron a clausurar los asiáticos y a retirarse del Estado.
En el fragmento anterior es interesante cuando el autor
menciona que Calles se puso a favor del pueblo, donde probablemente el profesor
Sandomingo se refiere a la “Campaña Nacionalista”. Ahora la pregunta es, ¿a
favor del pueblo o de los empresarios? Es preciso como un último análisis,
buscar la voz de la gente; es decir, del mismo pueblo sonorense. Pues en esta
mínima investigación no se encontró algún hecho que demuestre el descontento de
la población. Los ciudadanos que quizás se vieron beneficiados con productos más
baratos, y ofertado desde luego por un comerciante chino, extendieron su
aceptación. Probablemente la ama de casa no se sintió estafada, porque además
de comprar más barato se llevó el “pilón” (inventado por los comerciantes chinos).
Para no extender este artículo, me remito a recomendar desde
la bibliografía consultada, material de fácil acceso, las últimas cuatro
referencias, que visualiza la vida cotidiana de la época estudiada, y, sobre
todo, permite conocer la relación y aceptación entre la comunidad sonorense y
oriental. Por eso, insisto en que el antichinismo fue creado no por
la población sonorense, y aguapretense mucho menos, sino por la élite comercial
y gubernamental de la época.
Bibliografía y fuentes consultadas:
Hu-Dehart, Evelyn, “La comunidad china en el desarrollo de
Sonora”, en Historia general de Sonora
tomo IV, Instituto Sonorense de Cultura, Gobierno del Estado, Segunda edición,
Hermosillo, Sonora, 1997, páginas 195-211.
Reñique, Gerardo, “Región, raza y nación en el antichinismo
sonorense. Cultura regional y mestizaje en el México posrevolucionario”, en Seis expulsiones y un adiós. Despojos y
expulsiones en Sonora, Plaza y Valdés editores, México, páginas 231-289.
Sandomingo, Manuel, “Invasión asiática del Estado”, en Historia de Agua Prieta. Primer cincuentenario,
Imágenes de Sonora, segunda edición, Hermosillo, Sonora, 1999, páginas 194-196.
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