martes, 7 de agosto de 2018

El Galeón de Manila: “La Nao de China”. La embarcación que globalizó Asia, América y Europa.


El ser humano tiene la tendencia de buscar cosas nuevas, de conocer culturas diferentes alejadas de sus tradiciones, y lo experimenta en la gastronomía, la música, el cine, la vestimenta y en artículos que se adoptan para formar parte de la vida cotidiana. Ejemplo de ello son las redes sociales, las que no existían en el siglo XX, pero que en la actualidad pueden ser indispensables instrumentos de trabajo para la sociedad globalizada.  De la misma manera, se puede afirmar esta premisa para el transporte automotriz, el cual no existía a mediados del siglo XIX, pero al inventarse se incorporó como herramienta al sistema social y económico del mundo. Lo mismo es aplicable para la radio, la televisión, el teléfono y el servicio de paquetería.

Este último ha sido desde la época de Las Cruzadas y hasta la actualidad el medio para conectar ciudades, países y continentes, y a la vez el medio al cual a favorecido el avance de la tecnología, sobre todo a partir de la Revolución Industrial con la incorporación del petróleo y la electricidad. Actualmente, las empresas de mayor auge para el transporte de personas y mercancía entre continentes (sobre todo la conexión de América a Europa y Asia) son las líneas aéreas. Sin embargo, la historia es el testigo de que la comunicación intercontinental comenzó prácticamente a finales del siglo XV, y que a partir de aquí emergió el primer fenómeno de globalización, cuando no existía ni siquiera la máquina de vapor.

Después del descubrimiento, para el siglo XVIII Europa ya tenía integrada productos de origen americano como la papa, y hoy en día se conoce y se maneja el estilo de las papas a la francesa. En el mismo siglo España conectó la colonia de la Nueva España con la de las Filipinas, y actualmente existen tradiciones con mezclas de dos culturas que perduran desde entonces, tales como las peleas de gallos  y la china poblana en México. En Sonora México existe un postre tradicional llamado coyota, pero no hubiese sido posible sin la introducción del trigo por los españoles. Por otra parte, el Imperio Maya le dio una gran importancia y valor económico a los granos de cacao, pero también este se exportó a Europa tras la Conquista, y hoy podemos degustar el famoso chocolate europeo. Y ni hablar del café, siendo de origen asiático, llegó a América por emigrantes europeos, pero ahora podemos disfrutar tanto de un café americano como de un italiano.

Ahora bien, el prefacio anterior es para justificar el presente artículo, pues a pesar de que haya sido más tardado y complicado el transportar todos estos productos de un continente a otro, se vivió entre 1565 y 1815 el mayor auge comercial a nivel mundial antes de la Revolución Industrial; cuando los viajes sólo se hacían por barcos de madera, siendo los remos, el viento y las corrientes marinas las únicas fuerzas “motrices” para impulsarlos. Continuando, el presente trabajo abarca el periodo anterior mencionado porque fueron los años en que funcionaron la mayor cantidad de barcos encargados de realizar viajes continentales para transportar mercancía y personas. Esta flotilla estuvo dividida en dos: La Nao de China (conocida coloquialmente) y la Flotilla de Indias.

La primera, operó con alrededor de 110 barcos llamados galeones, pues los mástiles alcanzaban a medir hasta 35 metros, tenían capacidad para soportar hasta 300 toneladas de mercancía y transportar 1000 pasajeros. La mayoría de estos navíos se fabricaron en Manila, la capital de las islas Filipinas, con madera de las mismas islas. Las cadenas y el material que implicaba hierro se importaba de Japón y la India, por lo mismo el costo era elevado, pero era una inversión segura. El objetivo de estas naves fue el transporte de artículos asiáticos (Filipinas, China, Japón, India) a Nueva España; entre las mercancías mas populares están la pimienta, el clavo, la canela, los perfumes, las telas de Persia, la seda de China, laca, tapetes, terciopelo, biombos, alfombras, marfiles, baúles, porcelana, jarrones, abanicos y artesanías.

La travesía de los barcos de Manila al puerto de Acapulco duraba de entre 5 a 6 meses, pero el recorrido de Nueva España a Filipinas tenía una ruta más corta de 3 meses. El motivo de la diferencia fue por seguir las corrientes marinas, pues de Acapulco a Manila era más directa; sin embargo, el tornaviaje era de Manila a Japón y después a las costas de la Alta California para descender por la península y encontrar las costas de Acapulco. Cuando la mercancía llegaba a tierra firme se llevaba a cabo la Feria de Acapulco, donde los compradores más acaudalados eran los primeros en seleccionar artículos. Después, se dividía a tres destinos; el primero a la capital de la Nueva España para las familias ricas, el segundo era el Virreinato del Perú de donde también se mandaba plata a las Filipinas, y finalmente el tercero se dirigía al Puerto de Veracruz para ser embarcado junto con plata mexicana a Cádiz y Sevilla en España. A demás de la plata se transportaba cochinilla, cacao, café, piezas de cuero, chiles, vino y ganado.

De la Nueva España zarpaba una embarcación con la Flota de Indias, que incluía a la armada de Barlovento con 12 barcos. Esta era la encargada de proteger la travesía de los ataques que se pudieran dar por parte de los barcos piratas y los corsarios. Pero volviendo a las características del Galeón de Manila, se pueden rescatar los elementos que forman parte de la identidad única de los países que participaron en el intercambio comercial durante estos 250 años. El ejemplo más claro y que se pueden retratar en este trabajo es la diversidad de la cultura mexicana, pues la arquitectura del México Colonial fue heredada principalmente de España. Existe actualmente en la mayoría de las ciudades y localidades rurales, la típica estructura del edificio de gobierno (palacio municipal, alcaldía o jefatura), junto la parroquia principal, y desde luego una escuela; todos estos edificios rodeando una plaza. El diseño fue introducido por los españoles.

Entonces un hecho de que México está repleto de elementos españoles que se quedaron por haber sido colonia de la Corona, comenzando por el idioma, pero hasta este tuvo su variante al latinoamericano. De la misma manera, México también estuvo en contacto con la cultura asiática incorporando sus elementos que dieron junto con los propios una identidad única que formó la mexicana. Algunos de estos componentes fueron los culinarios, pues la canela formó parte indispensable de la preparación del chocolate y el café, degustado por las familias durante una jornada laboral. Otro elemento fue el vestir, pues las mujeres adoptaron las telas finas de Asia para la creación de laboriosos vestidos.

El rebozo fue el atuendo utilizado por las clases criollas y mestizas de la época, y es una prenda con características indígenas, europeas y asiáticas. Otro elemento es el paliacate, una especie de pañuelo utilizado por los jornaleros del campo, esta prenda servía para limpiar el sudor y siempre tuvo su característico diseño con figuras alrededor, y fue un producto de origen indú. El biombo se fabricaba originalmente en Japón, pero se comenzó a producir por los artesanos locales, quienes agregaron cuero para forrarlo y grabar en ellos paisajes de México y leyendas, los cuales dieron identidad local. Las guayaberas o filipinas son atuendos típicos que caracterizan la región del caribe mexicano, en particular el Estado de Yucatán, y estas prendas llegaron al país como parte de la cultura de Manila.

Con esta mínima información se pueden observar bastos elementos que forman parte de la cultura mexicana actual, y aunque no fueron originarios de este país tienen los componentes necesarios que los caracterizaron para adoptarlos a la cultura mexicana. De esta manera se entiende que la globalización no es reciente, y que la época colonial novo hispana es el más claro ejemplo del comercio internacional, que a pesar de ser tardía por los viajes de traslado, se generaron grandes ganancias económicas a través del comercio; mismo que a la vez permitió el intercambio cultural de tres continentes, y de 1565 a 1815 el galeón de Manila fue el testigo que apadrinó esta parte de la Historia.

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